jueves, 23 de noviembre de 2017

Energúmenos inhumanos

Energúmenos inhumanos.

Se pretende mirar con lupa y juzgar los comportamientos posteriores de una mujer violada y vejada por cinco bestias pardas. ¿Acaso no debe juzgarse lo que ocurrió aquella noche? ¿Qué se supone debería hacer ella después del shock y la angustia sufrida? Tras una aberración de cinco energúmenos que se jactan de hechos propios de animales salvajes, parece que no era la primera vez que lo hacían. ¿Es que no tienen parejas, hermanas, madres...? Ojalá caiga todo el peso de la ley sobre estos seres repugnantes, de humanos tienen muy poquito.

Negación maternal

Negación maternal.

Vuelve a pedirme que le empuje, como en aquel columpio verde bajo los robles donde simulaba a un gorrioncillo asomándose a las nubes. Como en ese trampolín cimbreante dos metros sobre el agua en la piscina del barrio, donde imitaba a su admirado delfín.

Subido ahora en el borde del balcón, me ruega que le impulse al vacío. Pruebas, huellas e Indicios apuntan que él mató a su novia aquella noche de alcohol y drogas. Hasta yo, su propia madre, atisbo dudas de su inocencia. Mientras intento persuadirlo de que desista, suena el móvil y la voz de la detective que investiga el caso me notifica su inocencia. Confesó inesperadamente el verdadero asesino. El abismo puede esperar. El empujón denegado se convierte en un fuerte achuchón. En un abrazo de alivio, envuelto en mutuas lágrimas de sosiego y alegría.

jueves, 16 de noviembre de 2017

Conjeturas

Conjeturas.

¿Qué será lo que le ponía su madre? Nos preguntábamos los compañeros de la universidad. ¿Qué enigmáticos alimentos contendrían aquella tartera y el termo? Quizá serían el motivo causante del comportamiento del nuevo estudiante tan mohíno y mustio por las mañanas, y tan risueño y resuelto tras el refrigerio.

Días de intriga nos corroían. Se convirtió en nuestro único tema de conversación. Comenzamos a formular imaginativas hipótesis que cada uno argumentaba y desarrollaba.

José Manuel sostenía que el termo albergaba un líquido aguardentoso para superar un trauma amoroso.
José Luis aseguraba que la tartera contenía comida con hierbas alucinógenas con el fin de aliviar el dolor de la pérdida de un ser querido.
Enrique se afirmaba partidario de sustancias relajantes y complejos vitamínicos en los recipientes para suavizar la ruina familiar que le carcomía.
Eloy convencido de que algún encuentro o llamada a una chica le endulzaba el almuerzo y las horas posteriores.
Francisco defendía una insólita idea que el nuevo practicaba su faceta de actor melodramático por la mañana y cómico tras el mediodía.
Yo afirmaba que su vida de crápula nocturno le machacaba su periplo matinal.

Trascurridos unos días de misterio, decidimos seguirle, y tras su ingesta de comida y bebida, se dirigió hacia el tren que nos acercaba desde la urbe a la universidad, y por fin la incógnita quedó despejada cuando en el andén le vimos abrazando a uno clavadito a él.

viernes, 10 de noviembre de 2017

Improvisación

Improvisación.
Y se ríe, esto no estaba en el guion. Fue un golpe de efecto, que junto a otra improvisación acordada entre la guionista y el actor, encumbraron la obra al éxito. Elogios de críticos y redes sociales.

En la siguiente función el actor fingía su angustiosa muerte con tal realidad y dramatismo, retorciéndose de dolor, que cada espectador experimentó los efectos mortíferos del cianuro ingerido.

El actor, la noche anterior sin testigos, forzó y violó a la esquiva actriz secundaria, a su vez, hermana pequeña de la guionista. Improvisadamente aquel veneno resultó ser auténtico.