Calamidades.
Ya se las
apañarían para pagar las facturas de su lujosa vida. Hoy este doberman fuera de
catálogo con ojos sanguinarios les hizo huir despavoridos de la finca. Hace
tres días como un ciervo en la berrea, esa vociferante alarma ausente en el
ensayo previo. Y la semana pasada aquel hipster al que sedujo resultó ser un
becario y sus padres estaban desempleados, el parecido con el hijo del joyero
era desconcertante. Y así un mes nefasto para estos principiantes del robo, plagado de un cóctel de infortunios y
fatalidades, aderezado con unas gotas de torpeza.