La Tómbola
Érase un perrito piloto
que escapó de la feria. La muñeca chochona
siempre le llamaba cabeza de chorlito,
andaba triste con su marcha, notaba su ausencia. También extrañaba al
ratoncillo, ese que nunca quiso dar su nombre, se avergonzaría de él. Todos le
conocían por Pérez. Ambos partieron a la tierra donde las mariposas del
estómago te proporcionan deseos. Pasados unos días ambos decidieron que el próximo sería liberar
a la muñeca de la tómbola. Ahora los tres ríen cómplices cuando suena en la
gramola “La vida es una Tómbola”.
Mi ocurrencia para los viernes creativos de El Bic Naranja, basada en la imagen.
ResponderEliminarAntes de leer tú relato, estuve unos minutos recreándome en la imagen y no se me ocurrió nada, salvo que era "rara" .
ResponderEliminarDespués de leer tu relato comprendí que la rara era yo. ¡Con lo fácil que era pensar en una tómbola...!
Otro relato genial, Pablo. Sorprendente como siempre.
Siempre se me ocurre algún disparate, ocurrencias mías, y me divierte escribirlas.
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