El poeta extravagante
Soy un poeta que desea
impresionar y besar a su musa. Llevo pocos días con ella, la acaricio frente al
cuadro de Las meninas. Ahora la cojo de
la mano en un cruce frente al Retiro, las luces del semáforo me sugieren un
arco iris o las luces de una aurora boreal y me inspiran versos románticos. Los
recito para sus oídos, sus pestañas tornan a sonrisa y termino el poema con un:
“Versémonos bajo el semáforo a modo
de muérdago”. Y la beso con pasión ajeno al tiempo y al estruendo de los cláxones
que esquivan atropellarnos, aunque alguno quizá se lo plantea.
Un taxista nos mira
perplejo mientras en la radio alertan que el loco de la muñeca hinchable ha
sido visto por la zona del Prado y Retiro. También nos observa extrañado el
encargado de las barcas del estanque. Yo no me inmuto, siempre he sido un tipo extravagante.
En un punto de la lectura solté la carcajada.
ResponderEliminarEn un punto de la lectura solté la carcajada.
ResponderEliminar