(FINALISTA)
Gatos
callejeros ladran a ratas sin basura
deambulan espíritus de fósiles jóvenes
por calles espurias de la ciudad fantasma.
deambulan espíritus de fósiles jóvenes
por calles espurias de la ciudad fantasma.
Todas las
imágenes resultan sorprendentes desde su aparente sencillez, mediante versos
compactos y bien recortados, que acaban contundentemente y sugieren más que
dicen.
Ciudades de aire viciado de consumo
de líquenes desterrados a campiñas inocentes
de neuronas libertarias sofritas.
Ciudades de esclavos del consumo
de gargantas afónicas de ideales
que ya no aúllan libertad.
Pululan personas transparentes
con almas de cristal perenne
por ciudades de amores fósiles.
No hay gallos que anuncien el alba
sólo buitres de cloaca y neón
en las ciudades sin raíces de mandrágora.
Buitres cazarecompensas
ansían carroñas
en la ciudad de las mariposas invisibles.
En la ciudad de los vencejos violinistas
palpitan esqueletos de cristal crujiente
y mariposas de alas invisibles.
Ciudades sin murallas de alelí
sin castillos de risas fantasmales
sin catedrales de espinas de algodón.
Drones varean olivos esculpidos de terciopelo
tripulados por momias de dinosaurios
en las plazas los zombis susurran salmos
apocalípticos.
Tejados jubilados con gárgolas sin bocas
añoran pérgolas de cal viva
y amores desteñidos bajo techos de azafrán.
Ciudades de ornitorrincos incoloros
de transparentes gaviotas trémulas
de paseantes osamentas sonámbulas.
Ciudad anacoreta de risa oxidada
de nombre y corazón yermo
invisible a peregrinos abstractos.
Ciudades etéreas de calles infinitas
nombres apócrifos
y amores tangenciales.
Calles del inframundo
en el mapa de un agujero negro
sin mariposas, sólo gusanos.
Balcones esculpidos sobre fachadas de cal muerta
risas fosilizadas en plazas criogenizadas
habitan el inframundo.
Ciudades de relámpagos invisibles
de libélulas jurásicas
donde la penumbra amamanta zodíacos.
Ciudades pretéritas
donde el poeta ya no versa
mas que profecías catastrofistas.
Apestosa tumba nuclear
antípoda de El dorado
mercado bullicioso de antaño.
Muros de pizarra testigos mudos
de venta de bueyes y mulas
ahora maquillada de malas hierbas y telarañas.
Pueblos de campos sin arar
de botijos desconchados
ecos de cigüeñas que no regresarán.
Pueblos virtuales
sin moscas que espantar
sin trompetas de gallos al alba.
Ciudades de calles sin niños
de bunkers mudos sin alma
de francotiradores sin razones.
Tiembla la ciudad de miedos desteñidos
bajo bastardas bombas bulímicas
en el vértigo atronador del bunker.
La ciudad naufragó en isla
las sirenas migraron a lomos de cigüeñas
la maleza dinosaúrica domina el asfalto.
Ciudades inventadas por Ítalo Calvino
viajadas por Marco Polo
reposan invisibles en libros traspapelados.
Corazones de balcones tapiados
habitan moradas de frío cóncavo
en ciudades de almas convexas.
Ciudad de ángulos obtusos
de aleatorios amores tangenciales
tus almas
hipotenusas migraron al infinito.
Higueras transparentes de uvas hipotéticas
pueblan las huertas utópicas
en la ciudad de fantasmas traslúcidos.
Poetas versan ciudades esdrújulas
en páginas etéreas de pétalos cómplices
sobre zíngaras libélulas románticas.
Ciudades de soledades subjuntivas
donde poetas invisibles
en vano riman hipérboles y metáforas.
Naufrago solitario por avenidas desérticas
me siento un hombre paleolítico
en medio de la selva de asfalto.
Espejea único el eco de mis huellas
en una soledad árida de plazas sin palomas
de recónditas almas ausentes.
Cristales aúllan compañía
el cemento suplica pisoteos
la ciudad ha muerto ebria.
Zarpó la ciudad a la caza de quimeras
tú y yo, libres náufragos
sedientos de pieles de lujuria.
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