(FINALISTA)
Navego al inframundo en la barca del Estigia
a Caronte pago con la moneda
acuñada por tus celos.
a Caronte pago con la moneda
acuñada por tus celos.
El contrapunto culturalista del poema se defiende bien con un tono
sencillo y sobrio, casi transparente en el discurso retórico que nos propone,
con un final claro y rotundo.
Celosa de palacios con fiestas de seda
de camas con besos principescos
el hada hace añicos el zapato.
de camas con besos principescos
el hada hace añicos el zapato.
Especialmente el punto de giro final potencia el distanciamiento
irónico del poema. En ese sentido, la exposición que apuesta por la claridad
facilita ese plano de cierre final.
Amanecer de celos entumecidos
iracunda hiena merienda la tarde
noche de colmillos de marfil sedientos.
iracunda hiena merienda la tarde
noche de colmillos de marfil sedientos.
El segundo verso, con su originalidad de referentes
entremezclados, incorpora la intensidad a un poema que abre con un tono
confesional ligero y directo. Buen final.
Celos de hidras feudales
envenenan tus neuronas dantescas
enmarañaran nuestro candor.
enmarañaran nuestro candor.
Muy buenas y elocuentes esas “neuronas
dantescas”, intensidad definitiva del poema.
RESTO POEMAS NO COMENTADOS
Tus celos
alzaron muros de desconfianza
vendimiaron zarcillos cómplices
de novios levitantes.
vendimiaron zarcillos cómplices
de novios levitantes.
Centinela de
líos libidinosos imaginarios
siempre en guardia con aceros fraguados
cada sombra es enemiga.
siempre en guardia con aceros fraguados
cada sombra es enemiga.
Atisbas lobos de
garras hambrientas
donde sólo hay mansos corderos
te obnubila tu iris de celos.
donde sólo hay mansos corderos
te obnubila tu iris de celos.
Tus celos sarnosos hurgan con saña
como hienas carroñeras
en la herida caníbal de nuestro amor.
Pelusa de hermano cainita
ahoga la isla del mimo uterino
el odio muerde caníbal.
Has minado nuestra isla de la confianza
has cortado mis alas de gaviota
por tus recelos enfermizos.
Me deslumbraste en tu corcel alado
abrí mis murallas confiadas
nos carcomió tu caballo troyano.
Te imagino infiel de noches sonámbulas
mis entrañas arden de sospechas
graniza odio en mi corazón.
Celos de hidra en tu sien
me conjeturas promiscua
hasta con mi sombra.
En la jaula del
fin del mundo
me custodian tus celos eunucos
mi espíritu escapó libre.
En la jaula del
inframundo me custodian
tus hidras de migrañas celosas
mi alma aleteó insumisa.
En el faro apagado
de la isla del fin del mundo
me recluyes, celoso.
En tus pupilas de hiel
huelo la tragedia
retumban llamas de celos.
Preguntas carroñosas
martillean el eco de tu sien
carcomen tus neuronas astilladas.
Danzo clamando tu cordura
en los filos de mis cadenas
vuelo libre, a tiempo.
Tus celos viperinos
como termitas sedientas
carcomen tu cerebro astillado.
Mis gemidos trémulos
en sábanas sonámbulas
martillean tu cabeza.
Mis gemidos trémulos
retumban en sábanas sonámbulas
martillean tus migrañas celosas.
Me atrapas en tu hermosa telaraña de hidras
tus celos enquistan mi miedo
sólo queda invierno y venenos.
Escorpión celoso de las sombras
tu aguijón enloquecido
muerde mi herida cómplice.
Centinela envidioso velas mi sueño
para que ningún príncipe
bese mi despertar.
Robaste todas las flechas de Cupido
sobornaste celestinas hechiceras
pero tus celos me hallaron inmune.
Cólera de
alimaña en el iris
dagas afiladas sorben espaldas distraídas
los celos no descansan.
dagas afiladas sorben espaldas distraídas
los celos no descansan.
Celos de la almohada
cómplice de tus sueños
de la sábana que acaricia tu
desnudez
de la voz que me destierra
de tu presencia.
Borracho de celos, tú
empachada de ellos, yo
han guillotinado nuestro
amor.
Cuando mueran los celos
viviremos al amor
y si sobreviven
enloqueceremos.
Cenicienta busca otro
príncipe
cosecho cada noche sus
zapatos de cristal
celos de anhelo acechan las
madrugadas.
Cenicienta ya no bailas
conmigo
soy tu príncipe despechado
añoro tu cuerpo rozando el
mío.
La distancia enfrió bailes
de pasión
silencios glaciares callaron
jadeos de fuego
mi sensual cenicienta te
añoro.
En la umbría del laberinto
ciego
un mirlo blanco con alas de
plomo
se apiada de su carcelero.
Quédate en tu isla de dudas
con tus cadenas de
inquisidor
no soy esclava de nadie.
En el huerto apóstata de olivos cómplices
mi beso de traidor despechado
ansiaba favoritismo, no monedas.
Enterrada en un iceberg de espinas
navega por el mundo de las
sombras
una paloma sin alas ni
mensaje.
mi reloj estomacal grita empachado
vomita tu
inquina.
Mi alma atormentada
vuela de incognito
a
las antípodas de tus celos.
Colmillos de celos famélicos
dentellean mi piel confiada
me
duelen más las entrañas.
Mis lágrimas colman el
vaso flemático
zarandeada por tu bilis
hiperbólica
por fin te regurgito.
Tus celos viperinos... es el que más celos me da.
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