Fuga a la Toscana.
Aterrizamos con la luz ocre del atardecer,
y cipreses, la Toscana qué impresión,
ya anochecido callejeamos y allí de bruces
la torre inclinada y majestuosa de marfil,
con el agradable sonido de violines,
nunca olvidaré esa estampa idílica,
y el césped acogiendo a su público,
nos sentamos ebrios de ternura,
recostada sobre mí,
con sonrisa de estar en el paraíso,
abrazándola, besándonos,
en aquel viaje ilusionante,
parecíamos quinceañeros fugados.
Autor del poema: Pablo Cavero García.
Poema de unos cuadernos de viaje que estoy empezando a escribir
ResponderEliminarSimplemente precioso!!!!
ResponderEliminarSimplemente precioso!!!!
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