El filete embaucador.
- Por favor detente amigo cuchillo, no sajes a este mísero solomillo. - le imploró con la voz lastimera, de quien estaba a punto de ser carne de cañón.
- ¿Te diriges a mí? ¡Cacho de carne!.
- ¿Cuál es tu precio para hacer la vista gorda conmigo? - le dijo en tono adulador el filete, mientras consideró que todos tenemos un precio por el que nos vendemos y corrompemos.
Espero que este viejo y ajado cuchillo con marcas en el mango, no sea justo uno de esos tiquismiquis tan honrado que no acepte alguna prebenda, rumió para sí el sangrante solomillo.
- ¿Y qué me ofreces a cambio? - le preguntó el cubierto cortante.
Con sus antecedentes de vendedor ambulante, el charlatán y embaucador filete le presentó unas fundas de cuero cómodas y cálidas, en varios colores.
- ¡Me estás tomando el filo... ! eso no es suficiente - contestó molesto.
- Bueno también tengo una piedra preciosa, experta en masajes, para afilarte mientras te relajas - le animó muy convincente esperando que se conformara y aceptara el pacto.
- Parlanchín negociante, debes untarme y no con salsa roquefort a la pimienta, si no con dinero para jubilarme, viajar, salir de la Pampa, ver glaciares, ballenas y pingüinos - espetó amenazante el del filo.
¡Vaya con el cubierto!, pensó el filete ¡Será espabilado!, debo jugar mi última carta para sobornarle, voy a poner toda mi carne en el asador cerebro de este cuchillo, se dijo decidido el solomillo.
- Dinero sin límite. Le robé a Pepe el carnicero la tarjeta de crédito. ¡Toma es tuya! - exclamó el filete con voz persuasiva.
- So pillín... ¿Y el pin... ? o me la ibas a dar sin el numerito - replicó astutamente.
- Te lo daré pero a cambio de que te lleves contigo a todos tus familiares cortantes cuanto más lejos... mejor; pronunció con su habilidad negociadora.
- ¡Trato hecho, camarada!, sonrió el curtido cuchillo, acercándose al solomillo.
- Jajaja .... es fácil, el 1111. ¡Choca...eh cuidado... el mango! - a la vez que esquivó el filo. ¡Buen viaje compinche! Se despidió feliz el filete de ternera, aún con la carne de gallina.
¡Disfrutemos la vida!
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