Paparazzi
El último día de
vacaciones respiraba por los hayedos, donde el musgo escapa de la polución.
Sacudiendo mi estrés de becario. Ella me abordó con su sombrero cordobés, su
melena rubia y su sonrisa misteriosa. Charlamos hasta la cascada. Le divertía
mi ignorancia sobre las redes y la actualidad. Ella estuvo algo hermética. Sucumbió
a sabores nuevos de migas y vino de pitarra. Con su efecto, me confesó que era
una cantante acosada por la prensa. Me besó y me propuso irme con ella a la
gira. Ya le contaré, un día de estos, que en realidad soy el paparazzi que
vendió su toples.
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