Tentaciones
El último día de vacaciones, antes de volver
al centro especial donde llevaba meses recluido para superar mi adicción a los
productos prohibidos, escuché aquel desafío irresistible que me hizo prisionero
antaño. Todos estos días en libertad desatendí tentaciones como aquella
sucursal, la joyería y el furgón sin blindaje. Pero a punto de concluir mi
permiso en la puerta del museo la voz de un listillo me hizo rehén de nuevo, cuando
dijo que nadie sería capaz de burlar las formidables medidas de seguridad. Era
un reto al que no me pude resistir.
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