Minerva
El
nombre de mi hermana es de diosa romana, en cambio el mío de esclava. En cada
fiesta ella es eje de miradas, las sonrisas la enfocan. Ella domina el baile,
la conversación y hasta el humor. Yo soy su antítesis, la otra cara de la
moneda. La acecho, la espío. La envidia me corroe cuando esos jóvenes apuestos
la halagan, la cortejan e intentan besarla. Yo como guardiana los espanto,
provoco su huida. El único que me inspira confianza es el que intenta aliviar
mis migrañas destructivas, me escucha atento en nuestros encuentros, en su
diván me siento una diosa.
La hermana de Minerva choriza y envidiosa...¡Vaya alhaja!
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