Cortes
La joven
cocinera de la mansión tiene siempre los cuchillos jamoneros como nuevos y bien
afilados. Sabe que son esenciales para cortar con precisión la parte más preciada
del cerdo. Ella también conoce el peligro de que al manejarlos sin el debido
cuidado, ocurra un accidente doméstico. Lo aprendió cuando la yugular del puerco
que, sin poseer cuatro patas, se había sentido con derecho a comer bellotas prohibidas
en dehesas de propiedad ajena.
Mi ocurrencia a la que cambié el inicio fijo
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarMe gusta mucho toda la serie. Un abrazo.
EliminarMuchas gracias, Juan Manuel. Un abrazo
EliminarAl más puro estilo Hitchcock. Muy bueno el quiebro final
ResponderEliminarGracias, Teresa. Me alegro que te guste.
EliminarApoteósico las cuatro frases del punto final. Magistral estilete de palabras: yugular, puerco, patas, bellotas, dehesa, ajena. Muy thriller.
ResponderEliminarSí, son claves para entender el desenlace. Gracias, sí, casi puede ser un episodio corto de género negro. Gracias, Jesús.
EliminarEstoy de acuerdo con los comentarios anteriores en relación al final de la narración. El lírico final es una perfecta trenza de palabras.
ResponderEliminarGracias, Alicia. Estratégicas para ese final.
EliminarEstratégicas para ese final. Gracias, Alicia.
ResponderEliminar