Fatalidad
No
paran de preguntar por mí. Me hacen la pelota, me halagan. Piden mi dirección
postal para agasajarme con jamones de bellota, salmón noruego y caviar. No lo
entiendo, estoy descolocado. Me adulan. Alaban mi personalidad. He descubierto
que mi amigo, el psicólogo, ha puesto el anuncio para sacarme de la depresión.
Mi despido me ha hundido. Me destituyó cuando, para favorecer mi ascenso tan
ansiado, envié el collar de perlas a su mujer, y en la nota puse ese nombre que
mi jefe pronunciaba siempre tan pasional, junto a la palabra “cariño”, y que
para mi fatalidad, coincidía con el de la canguro.
Mi ocurrencia para Relatos en Cadena de la SER. Frase fija de inicio: "No paran de preguntar por mí".
ResponderEliminarMetió la pata hasta al fondo, ¡menuda fatalidad!. Tu cabeza es un torbellino de ocurrencias.
ResponderEliminarEl peloteo le salió fatal, jaja. Gracias, Alicia.
EliminarMetedura de pata fatal y simpática ocurrencia fatal para que no paren de preguntar por ti.
ResponderEliminarLos pelotas a veces meten la pata. Gracias, Jesús.
Eliminarhola manchego ocurrente, te darás cuenta que errores muy caros.
ResponderEliminarSe suelen pagar caros, así es la cruda realidad de la vida. Gracias, Juan Antonio.
Eliminar