Monumento
sobrecogedor
Los zapatos vacíos en una larga hilera, al borde del
Danubio, aparcados, a la espera de que sus dueños salgan del chapuzón en el río.
La guía narró cómo les sacaban del gueto, les obligaban a descalzarse, atados
en parejas, disparaban a uno de ellos, arrojándoles al agua. Un escalofrío me
paralizó. Un silencio de miradas perdidas nos invadió. Las botas de la guerra
de mi abuelo vinieron a mi mente, y repetí a la guía mi promesa de que jamás
dispararía ni mataría a ninguna persona, ni siquiera por causas justificadas. La
misma que hice al salir de la cárcel.
Relato para REC (Relatos en cadena) en la cadena SER. Frase fija inicial: "Los zapatos vacíos..."
ResponderEliminarEl mal está dentro de las personas y a veces, por muchos buenos propósitos que se hagan, vuelve a aflorar sin remedio.
ResponderEliminarBuen relato Pablo
Un abrazo
Muchas gracias por tu comentario, Ángel. Un abrazo maestro
EliminarMuy buen relato. El final no me lo esperaba Pablo. Me ha gustado mucho.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Me alegro de sorprender y de que te guste, Nani. Besitos
Eliminar