A un perro flaco
Tras
el dardo paralizante, los cacos me batearon por todo este esqueleto perruno de
once años. Robaron el chalé. El incidente reafirmó que ya no les servía a los
amos como cancerbero. Como las desgracias nunca vienen solas, adoptaron un joven
pastor alemán y los gatos me perdieron el respeto. Al llegar la estación del
celo, quedé recluido en castidad, añorando a esas vecinas tan excitantes. Convertido
en un fantasma de cuatro patas, deambulo en esta perrera con la esperanza
irreal de que alguien me adopte, y reflexiono sobre el dicho canino hacer leña del chucho caído.
Mi relato en la segunda ronda de la Copa de ENTC, con título fijado y sin poder escribir la sílaba MI. He quedado apeado, el relato de mi oponente ha gustado más.
ResponderEliminarLo conseguirás...estoy segura. Ánimo!!!
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