Envidias
Intentaba
dormir la siesta a la sombra del árbol cuando aquella enorme manzana cayó sobre
su cabeza. Isaac refunfuñó sobre su mala suerte, ese gafe reiterativo que le
perseguía en su vida. Esa mañana la tostada untada con esa mantequilla salada,
la que le hacía salivar, se le cayó y su delicia amarilla besó el suelo. Le
apenaba desperdiciar ese manjar, así que pensó, lo que no mata engorda.
De
hoy no pasa, se dijo, y se puso manos a la obra a desarrollar la idea de que si
algo puede salir mal, ocurrirá. O por qué la tostada siempre cae por el lado de
la mantequilla. Llenó hojas de argumentos. Allí plasmó psicología pesimista y
negativa del mal fario. Serían las famosas leyes de Newton.
Años más tarde un tal Murphy estudió a fondo y desarrolló
las leyes sobre la gravitación universal. Él también adoraba las tostadas tan
amarillas. Era un envidioso de los postulados tan divertidos de Isaac y como los
suyos le parecían muy aburridos, aprovechó sus conocimientos para viajar en el
tiempo e intercambiar los papeles.
Relato para concurso página ENTC en amarillo
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