martes, 24 de octubre de 2017

Musas platónicas

Musas platónicas.

La ciudad del amor fluctúa cada día y cada noche para Marcos. Cada día su corazón se infarta de amor a primera vista. Este curioso ajetreo enamoradizo comenzó desde pequeño. Su profesión los últimos años le requiere viajar continuamente y por tanto incrementa la posibilidad de colapso coronario. Hoy la guía de mirada miel y aceituna, de sonrisa mentolada y coleta rojiza hechizante, su Atenea privada le explicaba el Partenón. Ayer la camarera rubia de ojos turquesa, su Venus del Trastévere, que con voz de susurrante violín le obsequió el tiramisú y el chupito de limonchelo.

Y cada noche la bibliotecaria de Morfeo elige, con capricho, una o dos entre los cientos de imágenes grabadas en su memoria durante cuarenta años, tras los colapsos amorosos. Ese catálogo combina diosas y musas adjetivadas en relación al lugar del tsunami sentimental.

Anoche pasaba por su primer terremoto idílico, su primera diosa de la belleza, su profesora de inglés, y se detuvo en aquella chica del bikini negro, su amazona de piscina aquel verano de adolescente. Así cada noche placenteros sueños con sus diosas, sus musas, sus ninfas... sus amores platónicos.

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