jueves, 29 de diciembre de 2016

Matanza romántica

Matanza romántica.

Desde una viga del techo de la cocina de mi abuela, impregnada de olor a cocido del puchero humeante en la lumbre, cuelgan las ristras de chorizos y morcillas de la última matanza. Ese gorrino consiguió reunir a toda la familia y amigos. Y me hizo afortunado al conocer a Isabel, la nieta de la vecina, mientras la contemplaba, los angustiosos chillidos del cerdo me sonaron a notas románticas. Ella atrapó mi mirada y mi pensamiento, me sonrió. Luego compartimos risas en esa cocina entretanto ayudábamos a embutir los chorizos, bajo ellos nos besamos, a modo de muérdago.

lunes, 26 de diciembre de 2016

Fui .... sin saber. (2ª parte continuación)

Fui ... sin saber. ( I Original)

 Fui a quemar un rastrojo, sin saber,
y casi salgo abrasado.

Fui a vendimiar, sin saber,
y la tijera tajó mi mano.

Fui a declarar mi amor, sin saber,
y me dolió por dentro.

Pero al menos ... fui.

Fui ... sin saber.  ( II continuación)

Fui a patinar, sin saber,
y caí de culo, pero aprendí.

Fui a cocinar, sin saber,
y acabamos pidiendo pizza.

Fui a copiar en el examen, sin saber,
y me puse rojo y no pude.

Fui a coser, sin saber,
y puse de moda el descosido.

Fui a mojar a un amigo, sin saber,
y empapé al cura que leía exámenes.

Fui a dibujar, sin saber,
y en mi caballo todos vieron un perro.

Fui a jugar a baloncesto, sin saber,
y chupé banquillo, pero aprendí.

Fui a saltar del trampolín, sin saber,
y sonó el panzazo además del ridículo.

Fui a probar la absenta, sin saber,
y menuda cogorza ... jamás repetí.

Fui a escribir un soneto, sin saber,
y quedó un mísero pareado.

Fui a la batalla obligado, sin saber,
y no pude disparar.

Fui a pedir perdón, sin saber.
y detectaron mi torpeza, pero perdonaron.

Fui a correr, sin saber,
y el flato me paralizó.

Fui a bailar, sin saber,
y pisé pies por doquier, pero aprendí.

Fui a cantar y tocar la guitarra, sin saber,
y acceso denegado al coro y a la tuna.

Fui a tocar el cielo, alcanzar la luna, sin saber,
y caí de bruces.

Pero al menos ... fui.

miércoles, 21 de diciembre de 2016

Larga vida a la Inocencia.


Creo que la vida siempre ha sido así,
pero miento,
una vez fui pequeño,
jugué con el flamante futbolín,
bailé aquella peonza,
boté y pateé mi balón multicolor,
rodé sobre los patines de hierro
previos dolorosos culetazos,
pegué los cromos de "Vida y Color".

¡Qué chasco!
cuando aquel diciembre,
su hermano mayor le dijo a mi amigo, y pude escuchar:
¡Los reyes magos son los padres!
... ¡ay mi hermanito tan inocente!

La ilusión y magia de Oriente,
y parte de mi inocencia... allí murieron.
Pero la vida no siempre ha sido así,
hubo inocente felicidad.
Ojalá la inocencia fuera inmortal.


Autor del poema: Pablo Cavero García.

jueves, 15 de diciembre de 2016

Carta motivadora de una vida. (Pequeño recuerdo a una madre).

"Te quiere, mamá".
Así termina esta carta, como la mayoría de las que recibían los niños huérfanos de guardias civiles internos en aquel colegio, de sus madres.

Era la primera carta que ella le escribió, fechada el 1 de Octubre de 1969 desde aquel pequeño pueblecito, a 150 kilómetros de distancia, al día siguiente de la desgarradora despedida de su hijo de 8 años, ya no se verían hasta las vacaciones de navidad.

Casi 37 años después, ese papel tornado ya amarillento, con borrones de tinta en palabras pero aún legibles, secuela de lágrimas derramadas, en sus múltiples lecturas.

Ahora en esta habitación de Oncología, se la relee a su madre, con la voz tomada, con un nudo en la garganta, la humedad brota en sus ojos, también en los de ella. Es San Isidro, ella cumple 81. Quedó viuda cuando él tenía catorce meses, sus hermanas 6 y 11 años. Una vida entera de sacrificio para sacar adelante a sus tres hijos. Como decían en aquella tierra manchega, "trabajando como una mula": cosiendo para el pueblo y después para el barrio ya en la ciudad, también por encargo de un almacén; confeccionaba abrigos, vestidos, pantalones, chaquetas... ; dominaba el ganchillo, punto en la maquina de tricotar, hasta bolillos. Solicitó la portería de viviendas de guardias en la cuidad, para poder pasar juntos los fines de semana, sus tres hijos y ella, pues todos estaban internos, y no sólo verles en vacaciones como antes viviendo en el pueblo.

De pequeño se prometió a sí mismo y grabó en su cabeza como su lema y motivo de vida, que su mamá se sentiría orgullosa de él. Ella sería su fuerza y su estímulo, su ejemplo a imitar, para esforzarse en: estudiar y sacar buenas notas, comportarse bien, ser honrado, humilde, justo, pacífico, sonriente, buen compañero y amigo, no darle disgustos ni preocupaciones, procurarle las máximas alegrías posibles.

Su madre toda su vida le ha transmitido y dado ejemplo de: trabajo, humanidad, paz, tranquilidad, honradez, humildad, sencillez, seguridad, nunca levanta la voz, jamás pone mala cara, siempre guardando el dolor, tanto el físico como el del corazón, para ella.

Sólo una mirada entre madre e hijo y no necesitan palabras, se lo han dicho todo.

Él siempre orgulloso de su madre coraje y ella eternamente orgullosa al máximo de sus tres hijos.

Alguna gotita ha caído en el teclado del ordenador... el que escribe no es ajeno a esta pequeña historia.

lunes, 12 de diciembre de 2016

Muerta en vida.
El otro, hombre o mujer, siempre muerto en la batalla de la dignidad humana. Como Yasira muerta en vida. Su marido y sus padres sucumbieron a las bombas, que destruyeron su casa. Su hijo mayor reclutado y sin noticias. El menor con 16, cruzó el Mediterráneo huyendo del horror, como ella intenta ahora en esa pequeña embarcación, siente frío húmedo, hambre ... pero allí no le quedaba nada.

 Maldice a los causantes de las guerras que arrebatan la vida a tanta gente pacífica, y también la quitan a los que sobreviven sin ganas. Ella sólo resucitará si encuentra vivo a alguno de sus hijos.

viernes, 2 de diciembre de 2016

Demasiado tarde

Demasiado tarde.

De un certero bocado, le arrebató el pincel, había anochecido, en aquellos ojos que se habían tornado terroríficos vio reflejada la luna llena. Sonaba la canción de La Unión ...
Entonces se percató ...