miércoles, 17 de febrero de 2021

Evolución

 Evolución

Cómo íbamos a imaginarnos que no sabía nadar. Quizá debimos extrañarnos al verle en una zona de secano, tan lejos del mar, entre vides y girasoles, comiendo uvas y pipas. Le creímos desorientado al pobre y le llevamos al río. Casi se ahoga. Era un disparate, un pingüino de secano y para colmo vegetariano. ¡Ay, si Darwin levantara la cabeza!



lunes, 15 de febrero de 2021

LAS CORTINAS. Microrrelatos de 140 caracteres.

TEMA: LAS CORTINAS

FINALISTA

En la comuna nudista tras la orgía diaria, se duchaban individualmente cerrando las cortinas.
COMENTARIO: Tiene su gracia la paradoja de que para el aseo personal sí mantengan la intimidad.


Los títeres cuando se cerraban las cortinas se quitaban las ataduras y daban rienda suelta a sus pasiones.
COMENTARIO: La insólita vida de los títeres cuando nadie los ve. Curioso.

 

Tras la cortina, la voz del compañero de habitación sin familia ninguna le rogó que le desenchufara.


El gemelo del párroco acudía a las citas acordadas tras las cortinas del confesionario. Comenzó su vida de casanova.

 

En el palco del estadio el comentarista cerró las cortinas pero se olvidó desconectar el micrófono.

 

Tras varios soles de medianoche sin dormir en Islandia, cosió sus camisones a modo de cortinas en la autocaravana.

 

Casanova huía por ventanas y balcones envuelto siempre en cortinas, las usó para hacerse ropa y creó moda.

 

Al escritor le mostraban sus odios y su convivencia imposible, pero detrás de las cortinas los personajes se amaban con pasión.

 

En el invernadero las lechugas y las coliflores corrían las cortinas en sus citas. Los pepinos y calabacines eran muy mirones.

 

La abuela echaba la cortinilla del televisor cuando comenzaba una escena erótica. Nos dejaba con la miel en los labios.

 

En ese país no existían las cortinas, y el éxito del humor de la vieja del visillo, no se entendía.

 

Decenas de ojos adolescentes espiaban tras las cortinas del internado el camping nudista de enfrente.



jueves, 11 de febrero de 2021

Estudiantina

Estudiantina

El tintineo de la pandereta agitada por su nieto al compás del villancico, le traslada a la época en la que ataviado con la capa, las calzas y los greguescos, y suspendido en el aire realizaba piruetas golpeando la pandereta adornada de cintas de colores en el codo, la rodilla y el talón.

Siente morriña de ese tiempo de fiestas, bodas y mesones. Los tunos animaban a los comensales con sus canciones al son de bandurrias, laudes y guitarras. Siempre eran invitados a comer y beber. A menudo robaban corazones de chicas, incluso los peligrosos de mujeres casadas.

Añora los doce años de tuno, alargados adrede con suspensos reiterados en la facultad. Hasta que aquel fatídico accidente los cortaron de raíz. De golpe era huérfano por partida doble. Quedaba al frente del negocio familiar con varios empleados en aquel lugar tan lejos de la universidad. De sopetón su espíritu de tunante quedó encerrado en el pasado.

Su sonrisa se apaga melancólica cuando el nieto cesa el cascabeleo. Su alma, esclava de nostalgia, ha salido de ronda en busca de los clavelitos en las bocas de las mozas estudiantes o mesoneras.




jueves, 4 de febrero de 2021

EL VERDE. Microrrelatos de 140 caracteres

TEMA: EL VERDE.

Todos los equipos perdían en aquel campo de césped amarillo. La temporada siguiente cada estadio tenía un color.

 

Comentario del juez: Imaginativo relato sobre un insólito cambio de color de los terrenos de juego. Tiempo al tiempo.

 

El escritor estaba tan verde que el antagonista acabó matando al protagonista.

 

 

—Vaya “pinta” llevas— le dicen la judía verde y la blanca, a su prima la estrafalaria de la familia.

 

Coloreó a caperucita de verde y al increíble Hulk de rojo. La genética le sacaba de dudas sobre su paternidad.

 

El verde le inspiraba en su creatividad. Con el pipermín se dio a conocer, con la absenta se forró.

 

Señaló el helado de color verde, sorpresa entre la menta o el pistacho. El gusto a guisantes le produjo una arcada.

 

La niña despertó del coma y al ver al médico de verde, le preguntó por Campanilla.

 

El primer televisor en color del pueblo. Todo se veía con tonos verdosos porque era en blanco y negro con filtro verde.

 

—A buenas horas mangas rojas— le dijo al agente, tratando de hacerse el daltónico, tras saltarse el semáforo.

 

La niña pregunta que si las hojas del bosque son como camaleones, pasando de verdes a marrones.

 

Velada para pedirle matrimonio, tras ingerir aquella Hada o Diablo verde, se lo estaba pidiendo a la camarera.

 

Teñidas de verde y con ambientador de pino, las ovejas se camuflaban del lobo. El pastor tampoco las localizaba.

 

El lobo no veía ovejas entre los pastos verdes, no sabía que ellas se mimetizaban con la nueva vacuna de camaleón.

 

Acudió al mitin del partido verde con pancartas del color del partido rival, el daltónico casi sufrió un linchamiento.

 

En el diván confesaba su trauma de ser una simple mezcla de azul y amarillo. Y que todos le ponían verde.

 

El verso amoroso para ligar que más se escucha en la huerta es: “Verde que te quiero verde”

 

Tras la cena romántica él sacaría el anillo de esmeralda. Cuando vio el brócoli, huyó con excusa de una urgencia.

 

Durante un arrebato de pasión le arrancó el tanga, pero el piercing de kryptonita todavía estaba allí.

 

Doble personalidad: claro y oscuro. La psiquiatra distinguió infinitas más: esmeralda, manzana, pistacho, menta, lima, botella…

 

Poco después de ver “Tomates verdes fritos”, empezaron a desaparecer los maltratadores del barrio.

 

Él sólo conocía el verde claro y oscuro. Ella le agobió mostrándole cien tonalidades inéditas: cian, viridián, malaquita…

 

“Brotes verdes, a buenas horas mangas ídem”, dijo el economista arruinado tras años de crisis continuada.

 

Examen para saber si los Erasmus están verdes. Pisó el verde y puso verde al viejo que verdeaba contando chistes verdes.