lunes, 10 de diciembre de 2018

Silla de ruedas


Silla de ruedas

Lo sé, soy un nostálgico empedernido. La silla de ruedas es recurrente en mi vida. Primero paseaba a mi abuelo en el asilo, luego entrené aquel equipo de baloncesto en silla de ruedas y años después me rompí las dos piernas y fue mi compañera inseparable tres meses. La morriña me ha ganado. He sustraído una en urgencias. Y ahora recorro las residencias con el certificado, falso por supuesto, de ser parapléjico. Por el día organizo carreras de sillas y por las noches ajusto cuentas con profesores, entrevistadores y jefes. Todos los que me humillaron. Mi coartada nocturna es perfecta. ¿Por qué no me prejubilarían antes?

1 comentario:

  1. ¡Y yo qué pensaba que los jubilados observaban obras! y mira tú el juego que puede dar una silla de ruedas...

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