lunes, 6 de mayo de 2019

El árbitro


El árbitro

Me queda un regusto amargo en la boca, supongo de la sangre que mana de mi labio y mis dientes tras los puñetazos. O quizá del silbato que no ha pitado penalti, a pesar de las caídas fingidas en el área. Adiós al maletín con los tres mil euros. Al menos puedo dormir a pierna suelta. Hoy con las heridas veremos. Mi conciencia, aunque pobre, continúa sin rasguños.

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