jueves, 25 de abril de 2019

Minerva


Minerva

El nombre de mi hermana es de diosa romana, en cambio el mío de esclava. En cada fiesta ella es eje de miradas, las sonrisas la enfocan. Ella domina el baile, la conversación y hasta el humor. Yo soy su antítesis, la otra cara de la moneda. La acecho, la espío. La envidia me corroe cuando esos jóvenes apuestos la halagan, la cortejan e intentan besarla. Yo como guardiana los espanto, provoco su huida. El único que me inspira confianza es el que intenta aliviar mis migrañas destructivas, me escucha atento en nuestros encuentros, en su diván me siento una diosa.

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