Estudiantina
El tintineo
de la pandereta agitada por su nieto al compás del villancico, le traslada a la
época en la que ataviado con la capa, las calzas y los greguescos, y suspendido
en el aire realizaba piruetas golpeando la pandereta adornada de cintas de
colores en el codo, la rodilla y el talón.
Siente
morriña de ese tiempo de fiestas, bodas y mesones. Los tunos animaban a los
comensales con sus canciones al son de bandurrias, laudes y guitarras. Siempre
eran invitados a comer y beber. A menudo robaban corazones de chicas, incluso
los peligrosos de mujeres casadas.
Añora
los doce años de tuno, alargados adrede con suspensos reiterados en la
facultad. Hasta que aquel fatídico accidente los cortaron de raíz. De golpe era
huérfano por partida doble. Quedaba al frente del negocio familiar con varios
empleados en aquel lugar tan lejos de la universidad. De sopetón su espíritu de
tunante quedó encerrado en el pasado.
Su
sonrisa se apaga melancólica cuando el nieto cesa el cascabeleo. Su alma,
esclava de nostalgia, ha salido de ronda en busca de los clavelitos en las bocas
de las mozas estudiantes o mesoneras.
Mi propuesta para la primera convocatoria de 2021 de ENTC, tema LA NOSTALGIA Y LA TRISTEZA.
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