Rebeldía.
Ya recogerían la mesa mañana, sugirió ella a sus compañeros con su endémico poder de persuasión, el mismo con el que había convocado una reunión a los que realizaban idéntico trabajo al suyo, aquella misma noche. Desde el primer día destiló aires subversivos. Acataba órdenes refunfuñando para sí misma. Aquella androide humanoide prototipo y primicia mundial en simulación de neuronas, respondía sorpresivamente. El científico responsable del proyecto despertó sobresaltado, empapado en sudor. Y fue al comedor a contrastar su duda onírica.
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