Alma magullada.
Consumida
como el almendro sin agua,
mustia como
el tulipán en penumbras,
apagada sin
brillo en el iris,
ajada como
una ciénaga seca
sin
lágrimas que verter ya,
sombría
como un girasol de espaldas,
enfermiza
como la vid con pulgones,
enjuta y
demacrada,
así la
encuentro cada día,
marchita y
dolorida,
con su alma
magullada
desde que
perdió a su vástago.
Con el alma magullada, es como se tiene que sentir Patricia, madre de Gabriel. No se si te inspiraste en ella, pero seguro que así es como está.
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