El baúl de los juguetes
está cada vez más vacío. Desde que el psicólogo en la terapia tras el despido
le dijo que tenemos que aflorar el niño que llevamos dentro para ser felices,
la casa está plagada de juguetes. Junto a la puerta el patinete para acudir a
las entrevistas, el yo-yo y los puzzles invaden el sofá, canicas en el lavabo, indios
acampan en la nevera. En la cama me retó al Trivial. Lo peor es que cuando se
durmió me estudié las respuestas hasta el amanecer. Estoy enganchada y quiero
ganarle. Hoy he solicitado jornada reducida. La niña que hay en mí me tiene
esclavizada.
Sea niño de nuevo.
ResponderEliminar¡ al pie de la letra!
Ja ja
Apúntate dos, Pablo