jueves, 6 de junio de 2019

Patucos



Patucos

—Ya tengo los pies fríos—dijo el niño tumbado e inmóvil en una cama improvisada.

—A mí también me pasaba y mi madre me ponía unos patucos de lana de colores—le tranquilizó ese doctor mientras refrescaba la frente del pequeño que ardía. El médico recordó su infancia, allí unas fronteras más arriba, le llamaban ”patas de alambre” porque era muy delgado. Sus piernas corrían tras el balón y saltaban sobre piedras, sin peligro a que el suelo le sorprendiera como había sucedido con este niño. Blasfemaba contra las minas, las armas y las guerras, todas eran inhumanas.

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