martes, 10 de septiembre de 2019

Pequeño saltamontes


Pequeño saltamontes

Si dijera que sentí dolor mentiría. El bate de beisbol golpeando mis huesos y partiéndose en mi cráneo. Mi piel arrancada en tiras. Mi cuerpo era como un corcho insensible. Aquel maestro de Kung-fu me enseñó a elevarme fuera del cuerpo. Cuando me creyeron muerto o inconsciente, se relajaron apartados de sus armas. Regresé de mi trance como pequeño monje Shaolín y busqué con certeza los puntos vitales de mis tres secuestradores. Eso sí, sólo noquearlos, la no violencia fluye por mi alma. Una voz conocida me felicitó, era mi maestro, prueba superada añadió.

3 comentarios: