miércoles, 22 de febrero de 2017

El filete embaucador

El filete embaucador.

- Por favor detente amigo cuchillo, no sajes a este mísero solomillo. - le imploró con la voz lastimera, de quien estaba a punto de ser carne de cañón.

- ¿Te diriges a mí? ¡Cacho de carne!.

- ¿Cuál es tu precio para hacer la vista gorda conmigo? -  le dijo en tono adulador el filete, mientras consideró que todos tenemos un precio por el que nos vendemos y corrompemos.

Espero que este viejo y ajado cuchillo con marcas en el mango, no sea justo uno de esos tiquismiquis tan honrado que no acepte alguna prebenda, rumió para sí el sangrante solomillo.

- ¿Y qué me ofreces a cambio? - le preguntó el cubierto cortante.

Con sus antecedentes de vendedor ambulante, el charlatán y embaucador filete le presentó unas fundas de cuero cómodas y cálidas, en varios colores.

- ¡Me estás tomando el filo... ! eso no es suficiente -  contestó molesto.

- Bueno también tengo una piedra preciosa, experta en masajes, para afilarte mientras te relajas - le animó muy convincente esperando que se conformara y aceptara el pacto.

- Parlanchín negociante, debes untarme y no con salsa roquefort a la pimienta, si no con dinero para jubilarme, viajar, salir de la Pampa, ver glaciares, ballenas y pingüinos - espetó amenazante el del filo.

¡Vaya con el cubierto!, pensó el filete ¡Será espabilado!, debo jugar mi última carta para sobornarle, voy a poner toda mi carne en el asador cerebro de este cuchillo, se dijo decidido el solomillo.

- Dinero sin límite. Le robé a Pepe el carnicero la tarjeta de crédito. ¡Toma es tuya! - exclamó el filete con voz persuasiva.

- So pillín... ¿Y el pin... ?  o me la ibas a dar sin el numerito - replicó astutamente.

- Te lo daré pero a cambio de que te lleves contigo a todos tus familiares cortantes cuanto más lejos... mejor; pronunció con su habilidad negociadora.

- ¡Trato hecho, camarada!, sonrió el curtido cuchillo, acercándose al solomillo.

- Jajaja .... es fácil, el 1111.  ¡Choca...eh cuidado... el mango! - a la vez que esquivó el filo. ¡Buen viaje compinche! Se despidió feliz el filete de ternera, aún con la carne de gallina.
¡Disfrutemos la vida!

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