Remiendos
Hace tiempo que vive en un cuento, desde que rechazó las
proposiciones amorosas de una zíngara de ojos esmeraldas, que acabó
maldiciéndola con un hechizo: “Serás desgraciada y víctima del desamor”.
Se enamoró de un lobo de las finanzas, un cazador de
incautas, que dilapidó la pequeña fortuna heredada de su abuela.
En la ciudad de las mil y una noches creyó que viviría la
pasión turca, pero el ladino solo la quería para tejer y remendar alfombras.
“¡Que te zurzan!”, se despidió con el dedal coronando una
peineta.
Ahí empezó a buscar al genio de la botella, las vaciaba
todas.
La noche mil dos Quasimodo deshizo el conjuro de la gitana. Volvía a ser la costurera con sueños de cenicienta, eso sí, sin calabazas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario