viernes, 24 de enero de 2020

Desmadejar


Desmadejar

Dado que era la hora de las pastillas, la de “No-independizado” y la de “noteculpesfuerontuspadresquetemaleducaron”, y no aparecía. Extrañada y preocupada, como cualquier madre responsable al uso,  marqué su móvil. Me contestó el encargado del taller de pintura, ese del portal de al lado, que me contó algo de unos enredos y de lo complicado de explicarme aquella situación y más por teléfono. A los tres minutos me presenté en la nave. Y tras poner a caldo y amenazar con denuncia al tipejo sacacuartos, por dejar pasar a mi hijo sin autorización paterna, siendo de obligado cumplimiento para los que viven con los padres, aunque rebasen de largo la treintena. Me acerqué a la madeja de extremidades y reconocí su mar de pecas y un par de lunares. Con mi destreza de costurera casi profesional, desenredé a mi Santiaguito.

¡Aaaay, calamidades! Ni siquiera sabéis posar para una bacanal, le dije a mi guaje, mientras le sacaba de la oreja.



Fotografía de Hans Breder.

2 comentarios:

  1. Mi ocurrencia o relato para los viernes creativos de la página El Bic Naranja, inspirado en la foto.

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  2. Pues es verdad que dan ganas de rasgar la urdimbre de brazos y piernas; eso es lo que tú me has sugerido con tu relato.

    Aviso: "siquiera" va todo junto, se te ha colado un espacio....

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