jueves, 30 de enero de 2020

LA GRAFOMANÍA. Microrrelatos de 140 caracteres


LA GRAFOMANÍA. Microrrelatos de 140 caracteres.

Pablo, el apóstol con grafomanía. Se carteó con todos los pueblos. Pionero del mailing y buzoneo.

Nunca pasa de las primeras citas. Se empeña en escribir palabras románticas, en vez de susurrarlas mirando a los ojos.

Escribía versos mientras hacía el amor. Se quedó sin tinta y terminó ese poema con sangre manuscrita sobre la sábana.

Llenaba de notas al margen, apostillando los matices de cada pregunta en los exámenes tipo test.

Escribía el capítulo final y sólo le quedaba el rotulador blanco. En la bandeja del horno narró el desenlace.

No quiso anestesia, deseaba escribir las sensaciones durante la operación. No quiso desaprovechar la ocasión.

Él mantiene que sus mil y una palabras valen más que una imagen.

Anoche suplió a su amigo grafitero. Hoy todas las fachadas y aceras del barrio están escritas de canciones.

Su madre le compró cajas de folios, harta de limpiar paredes y sábanas llenas de tinta de rotulador.

Cuando no se le ocurría qué escribir, copiaba la biblia en verso.

Transcribe todo el sorteo de la lotería de navidad. Luego narra en una novela lo que haría si le tocase el gordo.

Su madre le regaló un diario, que rellenó en tres días. Quince días después la caja de folios estaba tiritando y la madre también.

Cada mes publica una novela, dos obras de teatro, y cien poemarios. Sus “negros” en la sombra, son muy prolíficos.

Durante la bajamar inundaba la playa con su caligrafía barroca. Tomaba una foto desde el faro y vuelta a empezar.

Entra al cine con diez cuadernos, cinco bolígrafos y una linterna, anota cada palabra y cada detalle. En el metro la crítica.

Se expresaba a través de su pizarra. Prefería pasar por mudo, antes que encasquillarse con su tartamudez.

Su CV constaba de cincuenta páginas. Esa grafomanía no le ayudaba a encontrar trabajo.

Cuando despertó, las musas seguían compartiendo piso con él.

Para sus reclamaciones necesitaba diez hojas. Los hoteles y restaurantes, le declararon persona “non grata”.

Su editor le pidió un relato de mil palabras. Escribió una novela de más de mil  páginas.

En una semana el náufrago ha dejado todas las palmeras de la isla sin hojas, sobre ellas escribe su diario.

Le preguntaron: “¿Por qué no escribía antes?”, y Saulo contestó que sobre el caballo era muy complicado.

Tiza en mano, dio su discurso llenando cien pizarras. Hablar en público le daba pavor.

Harto de que le borraran sus escritos a lápiz, utilizó un bolígrafo, sin saber que esa tinta novedosa podía ser borrada.


7 comentarios:

  1. Tema esta semana LA GRAFOMANÍA, de El Cultural, microrrelatos de 140 caracteres incluyendo espacios.

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  2. Dios mío que arsenal de grafomanía. Las musas las tienes a tu favor, están todas en tu casa y por eso a mi hoy no se me ocurre nada, jajajaj.
    Besicos muchos.

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    1. Ideas tengo muchas, luego relatarlas igual no lo hago tan bien. Nani tu escribes bastante y muy bien. Besicos

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  3. Muy original el relato
    "Él mantiene que sus mil y una palabras valen más que una imagen".

    Ya veo que al apóstol Pablo le conoces bien, ¿Será por algo?

    Esta semana las musas te pillaron trabajando.

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    1. Al apóstol le tengo controlado. De ocurrencias que me asaltan nunca me quejo, jaja. Gracias Alicia por tus chispeantes comentarios

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  4. Insaciable, irrefrenable e inabarcable.

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